31 de diciembre de 2010

Los premios de la Esquina Peligrosa

En lugar de balance tal vez sea mejor darle un premio simbólico, un simple e-mail de aliento a todos los que este año hicieron que la mirada de este cronista se volviera más aguda, más sorprendida, más esperanzada respecto del teatro y del cine que tuvo oportunidad de ver (y que en algunos casos teatrales será reseñado cuando se reestrene en el verano). Y desde ya que este cronista espera que el año 2011 sea todavía más esperanzado, sorprendente y agudo que el año que se va. ¡Gracias por leer el Blog de la Esquina Peligrosa!

Espectáculo Teatral - Drama


EL PASADO ES UN ANIMAL GROTESCO, de y dirigido por Mariano Pensotti
LAS REGLAS DE LA URBANIDAD EN LA SOCIEDAD MODERNA, de Jean-Luc Lagarce y dirigido por Rubén Szuchmacher
LOS TALENTOS, de y dirigido por Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob

Espectáculo Teatral – Musical


AVENIDA Q, de Robert Lopez, Jeff Marx y Jeff Whitty y dirigido por Natalia del Castillo
CHICAGO, de Jeff Kander, Fred Ebb y Bob Fosse y dirigido por Gustavo Wons
LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS, de Jason Robert Brown y dirigido por Juan Álvarez Prado

Obra Teatral


LOS TALENTOS, de Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob
NO SOY UN CABALLO, de Eduardo Pérez Winter (en colaboración con los actores)
LA ANTICRISTA Y LAS LANGOSTAS CONTRA LOS VÍRGENES ENCRATITAS, de Gonzalo Demaría

Dirección - Drama
RUBÉN SZUCHMACHER, por LAS REGLAS DE LA URBANIDAD EN LA SOCIEDAD MODERNA
AGUSTÍN MENDILAHARZU y WALTER JAKOB, por LOS TALENTOS
MARCELO MONCARZ, por AFTERPLAY, de Brian Friel

Dirección – Musical
NATALIA DEL CASTILLO, por AVENIDA Q
ARIEL DEL MASTRO, por DESPERTAR DE PRIMAVERA, de Steven Sater y Duncan Sheik
GONZALO DEMARÍA, por LA ANTICRISTA Y LAS LANGOSTAS CONTRA LOS VÍRGENES ENCRATITAS

Actor - Drama
MATÍAS CASTELLI, por EL ÁGUILA GUERRERA, de Alejo Piovano y Alberto Perrone y dirigido por Alejo Piovano
FRANCISCO EGIDO, por NO SOY UN CABALLO
JULIÁN LARQUIER TELLARINI, por LOS TALENTOS y LOS PROPIETARIOS, de Aldana Cal

Actriz - Drama
ESTELA MEDINA, por LAS REGLAS DE LA URBANIDAD EN LA SOCIEDAD MODERNA
VIOLETA NAÓN, por SIENTO POR ELLA
LIDIA CATALANO, por AFTERPLAY

Actor – Musical
FEDERICO SALLES, por DESPERTAR DE PRIMAVERA
MARIANO CHIESA, por AVENIDA Q
OMAR CALICCHIO, por LA ANTICRISTA Y LAS LANGOSTAS CONTRA LOS VÍRGENES ENCRATITAS

Actriz – Musical
MELANIA LENOIR, por LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS
BELÉN PASQUALINI, por DESPERTAR DE PRIMAVERA
SILVANA TOMÉ, por AVENIDA Q

Elenco
DESPERTAR DE PRIMAVERA
EL PASADO ES UN ANIMAL GROTESCO
EL INCIDENTE NORA, de Eduardo Narvay y dirigido por Marcelo Velázquez

Las 10 películas inolvidables del año, reseñadas en el blog


GIGANTE, de Adrián Biniez
EXCURSIONES, de Ezequiel Acuña
POLICÍA, ADJETIVO, de Corneliu Porumboiu
MORIR COMO UN HOMBRE, de Joao Pedro Rodrigues
MA FILLE, de Enrique Stavron
HADEWIJCH – ENTRE LA FE Y LA PASIÓN, de Bruno Dumont
MISS TACUAREMBÓ, de Martín Sastre
31 DE ABRIL, de Víctor Cubillos Puelma
LOS FAMOSOS Y LOS DUENDES DE LA MUERTE, de Esmir Filho
EL AMBULANTE, de Eduardo de la Serna, Lucas Marcheggiano y Adriana Yurcovich

6 de diciembre de 2010

Sobre no ser


Cuando uno es chico disfruta del campo en un tanque australiano haciendo ondas con los pies, y cuanto más rápido corra más grande se hace el remolino y uno se deja caer y tragar por el agua que lo sacude hasta que se calma, y después vuelta a empezar. Es un recuerdo cariñoso ese. Pero cuando uno crece comprende que el cariño en el campo es complicado, porque el campo no es sitio para pensar en quiénes podríamos ser. Hay mucho viento. Un viento seco como polvo que se arrastra entre los sembradíos, que agita a los caballos y los obliga a galopar como salvajes aunque sin furia, un viento tan viejo como la desolación y la amargura de la pampa, que de tan grande es puro olvido. A uno se le conforma la idea de que son las ciudades las que erigen a los hombres, no el campo; el campo nos vuelve animales aunque sigamos pareciendo humanos y aunque no estemos verdaderamente allí, aunque recordemos el cariño que sentimos por los otros, aunque no seamos más que un saco de huesos desnudos que quieren llamar la atención y tener un sitio donde descansar.
NO SOY UN CABALLO se trata de eso, de no ser, ni un caballo ni un hombre. Uno no es lo que quiere sino lo que uno puede, y a veces poder también se vuelve utópico. Qué somos cuando ni siquiera podemos pareciera ser la pregunta que se le incrusta en el rostro anguloso a Esteban desde adentro, bien profundo, cuando el mandato familiar le queda grande como la campera del abuelo. O qué seríamos si no fuéramos esto podría cuestionarse Matías cuando intenta que no se le tape el mate porque no sabe cebarlo y cuando quiere tener lo que no le corresponde. Y por qué no somos lo que queremos se diría quizás Fernando al advertir que tampoco le queda el consuelo de ser amigo de sí mismo. Pero tal vez Robustiano sepa que para ser algo allí, en el campo, habrá que taparse la cara para que no se le trasluzca a uno la memoria. Al respecto podemos señalar que NO SOY UN CABALLO es eso, justamente: una pieza sobre la memoria en el espacio vacío de algunas almas desvalidas. Y si esto es así de certero como esa afirmación, advirtamos que su metáfora es tan inasible como la verdadera poesía, esa en la que el sonido de las palabras es a la vez la vibración de la sangre.
NO SOY UN CABALLO es, en el espacio de esa hermosa casa de Silencio de Negras, una experiencia extraña por lo cercano de su sensibilidad. Todo allí queda al desnudo, la risa y la angustia, el viento que no corre y que nos agita y los caballos que no existen pero que nos cargan en su grupa a cabalgar. Es el paisaje y la oscuridad de una casa en los recuerdos, es voz que no se expresa y que no dice lo que no es necesario decir. Es un trabajo de grupo en el que el objeto teatral desaparece y su sistema no sabe de procedimientos ajenos. Es un espectáculo de una pureza conmovedora y de una rusticidad tersa y verosímil. Podríamos encontrarle el significado final y podríamos cerrarla observando su contundencia, pero eso no sería justo. Siempre hay algo que decir cuando uno descubre cosas que lo conmueven, pero una vez dichas esas cosas a lo mejor no admiten modificaciones, como esto que aquí escribo. NO SOY UN CABALLO no modificará su esencia en mi memoria, pero crece en el recuerdo como el pasto, como la mañana, como una tormenta, que siempre son las mismas cosas pero que nunca son iguales.

NO SOY UN CABALLO, dirigida por Eduardo Pérez Winter. Escrita por Eduardo Pérez Winter en colaboración con los actores. Iluminación: Adrián Grimozzi. Escenografía: Carla Balboa. Vestuario: María Sábato. Asistente de Dirección y Realización Escenográfica: Hernán Ghioni. Intérpretes: Diego Cremonesi, Walter Jakob, Francisco Egido. Sábados a las 20.45. Teatro Silencio de Negras, Luis Sáenz Peña 663, 4381-1445. ÚLTIMA FUNCIÓN TEMPORADA 2010: 11 de diciembre.