22 de octubre de 2013

IX Festival Internacional de Buenos Aires, FIBA, 2013

¡Hola otra vez! Para volver al blog elijo publicar el recuento de espectáculos que vi durante la IX edición del Festival Internacional de Buenos Aires, FIBA. Dos espectáculos merecen una crónica ampliada, así que las mismas las publicaré en los próximos días. ¡Gracias por leer!

DE MACHT DER THEATERLIJKE DWASHEEDEN
El poder de la locura teatral, Compañía Troubleyn/Jan Fabre, Bélgica.
Autor, Iluminación, Escenografía y Dirección: Jan Fabre. Intérpretes: Maria Dafneros, Yorrith De Bakker, Piet Defrancq, Melissa Guerin, Nelle Hens, Sven Jakir, Carlijn Koppelmans, Georgios Kotsifakis, Dennis Makris, Lisa May, Giulia Perelli, Gilles Polet, Pietro Quadrino, Merel Severs, Nicolas Simeha, Kasper Vandenberghe. Duración: 260 minutos.


Performance de cuatro horas y media en la que danza, artes visuales, teatro, música, se fusionan orgiástica y peligrosamente -porque el espectador queda al filo de su resistencia, si lo resiste-, y que una vez sorteado el pasmo inicial comienza a reflexionar sobre el sentido del movimiento y del tiempo en la escena y hasta sobre la vida y la muerte desde el punto de vista del arte. Esta obra, estrenada en la Bienal de Venecia de 1984, creó escuela sin duda alguna, pero a los ojos de hoy la provocación sigue siendo la misma y esta propuesta no es más que una naturaleza muerta arrumbada en el depósito del museo.

EIN VOLKSFEIND
Un enemigo del pueblo, Compañía Schaubühne am Lehniner Platz, Alemania.
Autor: Henrik Ibsen. Dramaturgia: Florian Borchmeyer. Director: Thomas Ostermeier. Música: Malte  Beckenbach y Daniel Freitag. Iluminación: Erich Schneider. Escenografía: Jan Pappelbaum. Intérpretes: Stefan Stern, Ingo Hülsmann, Eva Meckbach, Christoph Gawenda, David Ruland, Moritz Gottwald, Thomas Bading. Duración: 150 minutos.

Volver a los clásicos en el teatro más que una necesidad es una obligación porque, más que haber sido escritos por iluminados (que lo fueron, también), los clásicos son la mirada de sus autores sobre un tiempo particular que les tocó vivir, y bien es sabido que el tiempo cambia el pelo pero no las mañas. Es saludable quitarles el bronce a los clásicos de tanto en tanto (y a los autores, también) sin perder de vista dos cosas: la poética que los volvió imperecederos y la estética que aparece en las palabras. Cuando la poética queda presa de su propio efecto y la estética se paraliza en la catarsis, el hecho teatral es eso que ya conocemos y está previsto. Es lo que ocurre desde mi perspectiva con EIN VOLKSFEIND, la versión que Thomas Ostermeier presenta en esta edición del FIBA de "Un enemigo del pueblo", de Henrik Ibsen, y que se simplifica por su realidad a ultranza, por la banalización del superobjetivo de la pieza (para qué tantos pasos de comedia desde la dramaturgia, me pregunto) y por dejarle al espectador cierta sensación de plenitud en la conciencia por participar de un posible "hecho político": no está mal que la platea debata acaloradamente en mitad de la función por la posición de Thomas Stockmann frente al poder, el problema estriba en que Ibsen no plantea un debate CON el público sino EN el espectador. Y como no tengo respuesta inmediata a lo que me cuestiono más que encogerme de hombros, me digo que bueno, son riesgos que se corren cuando se hace teatro... y no me quedo tranquilo.

PREPARATIO MORTIS
Compañía Troubleyn/Jan Fabre, Bélgica.
Creación: Jan Fabre / Annabelle Chambon. Iluminación, Escenografía y Dirección: Jan Fabre. Música: Bernard Foccroulle. Intérprete: Annabelle Chambon. Duración: 52 minutos.

Oscuridad. Y en lo oscuro un movimiento se adivina, como si se gestara, como si lentamente fuera a nacer. La música, que no es calma, que es grave y tronante, desea ser un réquiem. Cuando se ilumina la escena un catafalco cubierto de flores frescas, de vida segada, empieza a vivir. Un cuerpo se incorpora, no importa si es un hombre o una mujer: es alguien que nace a la muerte. Y eso es todo en PREPARATIO MORTIS, porque lo demás es la performance de un cuerpo muy bien entrenado. Claro, la imagen impacta, pero al final todo termina siendo demasiado fácil, como si Jan Fabre repitiera fragmentos del tiempo utilizado en "De macht der theaterlijke dwaasheden", sin la pátina de gloria que le dio el tiempo, con una nada abarrotada de pretensiones.

EL RUMOR DEL INCENDIO
Compañía Lagartijas tiradas al sol, México.
Autores: Luisa Pardo y Gabino Rodríguez. Dirección: Lagartijas tiradas al sol. Iluminación: Marcela Flores y Juan Pablo Avendaño. Realización de Video: Yulene Olaizola. Intérpretes: Luisa Pardo, Gabino Rodríguez, Francisco Barreiro. Duración: 90 minutos.

De alguna manera el espacio escénico es el cuarto de juegos en el que tres chicos (dos hombres y una mujer) jugaban allá lejos. Es una idea nomás, que resulta de confrontar el dato sumario con la memoria recibida, voces violentas con guerrillas de juguete, la experiencia ajena y los propios sentimientos. Y sí, es una crónica teatral, el documental sobre una época donde unas vidas quisieron forjar otro destino para su país, vidas mochas tal vez que no sabrán qué irán a decir sus hijos de ellos y que no alcanzarán a saber que les dejaron el susurro de las llamas en otras hogueras. De eso trata la notable pieza mexicana EL RUMOR DEL INCENDIO: de mantener vivo el fuego, aunque sea en la luz de un fósforo.

32 RUE VANDENBRANDEN
Compañía Peeping Tom, Bélgica.
Concepto y Dirección: Gabriela Carrizo y Franck Chartier. Dramaturgia: Nico Leunen y Hildegard De Vuyst. Iluminación: Filip Timmerman e Yves Leirs. Escenografía: Peeping Tom, Nele Dirckx, Yves Leirs y Frederik Liekens. Música: Juan Carlos Tolosa y Glenn Vervliet. Intérpretes: SeolJin Kim, Hun-Mok Jun, Marie Gyselbrecht, Jos Baker, Sabine Molenaar, María Carolina Vieira y Madiha Figuigui. Duración: 80 minutos.

32 RUE VANDENBRANDEN tiene tres casitas rodantes, mucha nieve alrededor, vientos huracanados, lluvia bajo los paraguas, contorsionistas, bebés escondidos, esquiadores, karaoke y hasta una soprano en el tejado que canta "Shine on you crazy diamond". Y la noche, perpetua, como si fuera la muerte que te arranca el corazón. Un espectáculo donde la danza potencia el surrealismo de la dramaturgia y donde uno se asombra a cada rato, por momentos se siente dichoso y de repente se queda perplejo.

INTERIORS
Interiores, Compañía Vanishing Point, Reino Unido.
Autor: Vanishing Point. Director: Matthew Lenton. Iluminación y Escenografía: Kai Fischer. Música y Sonido: Alasdair Macrae. Intérpretes: Paul Thomas Hickey, Peter Kelly, Aurora Peres, Davide Pini Carenzi, Ruby Richardson, Ann Scott-Jones, Rosalind Sydney, Damir Todorovic. Duración: 75 minutos.

Uno debe defenderse de lo que acecha afuera, por lo cual es lógico que si merodean los osos polares todo alrededor del pueblo uno lleve la escopeta al hombro, a nadie habrá de asustar un asunto como ese, algo de lo más común. Mucho menos cuando es la noche más larga del año, cuando hace más frío, cuando el mar es profundamente azul. Peter ofrece la cena anual de invierno para los nuevos amigos, y allí están invitados Ruby, su nieta carnalmente enamorada, y Ann con su pastel y su deseo de ser cantante aún ya estando vieja, Paul y su certeza de estar enamorado de la voluble Aurora, Davide y su aversión a la idea de la sangre (y por la sangre), y el desconocido Damir, quien quiere poner en práctica las dos clases que tomó en el arte de leer la mente. Cada uno tiene motivos bastante similares para estar allí, porque cada uno necesita querer a alguien o que alguien lo quiera un rato. Incluso un espectro que todo lo observa, que todo lo sabe (lo que pasó y lo que pasará, lo que cada uno guarda bien adentro y lo que cada uno expresa no expresamente con palabras). Y este espectro amable y hasta mordaz, viene también para romper con el silencio que nos separa de todos ellos: la casa está allá lejos, y nosotros la observamos a través del ventanal como parte de las olas. La voz del espectro aparece cuando el dispositivo ha quedado claro: la famosa cuarta pared que nos expulsa del escenario, nunca más clara y tangible que en esta propuesta. La escenografía que nos infiere la casa, la voz que nos invita a observar, el texto que apenas si articula algunas ideas, la acción física de unos y las consecuentes reacciones de los otros, la textura sonora del silencio, la ineficacia de lo real, lo inaudito de la verdad objetiva. INTERIORS es un espectáculo teatral sin la presencia de otros elementos que lo incomoden: uno en el que los actores actúan y los espectadores imaginan sus personajes, uno en el que el principal efecto es la emoción que se despierta mientras observamos el curso efímero de una vida posible. Para guardar su recuerdo en el bolsillo interno del saco, del lado izquierdo.

SHÉDA
Compañía Les Bruits de la Rue, Congo-Francia.
Autor y Director: Dieudonné Niangouna. Iluminación: Xavier Lazarini. Escenografía: Patrick Janvier. Música: Pierre Lambla y Armel Malonga. Sonido: Robin Dallier. Intérpretes: Laetitia Ajanohun, Marie-Charlotte Biais, Madalina Constantin, Pierre-Jean Etienne, Frédéric Fisbach, Wakeu Fogaing, Diariétou Keita, Abdon Fortuné Koumbina, Harvey Massamba, Mathieu Montanier, Dieudonné Niangouna. Duración: 270 minutos.

SHÉDA tiene un gran problema, insalvable lamentablemente porque es una decisión tomada y que no tiene que ver con su duración: mezcla de arenga política, poesía catártica, libre fluir de la conciencia, mitología africana, manual de historia, artículo de interés general sobre el acontecer congoleño y grito de guerra, la falta de unidad del texto anula el interés dramático e impide que el espectador empatice a pleno con esta pieza sobre hombres, brujas, doncellas, demonios, guardianes de la muerte y almas en pena que monologan en ese sitio de ninguna parte. Es una lástima, porque plásticamente es irreprochable y el intenso elenco no se ahorra ningún esfuerzo. Pero la vida está hecha de contrastes: el aplauso de pie premió un desenlace de extrañada comunión.

BIENVENIDO A CASA
Compañía Pequeño Teatro de Morondanga, Uruguay.
Autor: Pequeño Teatro de Morondanga. Director: Roberto Suárez. Iluminación: Pablo Caballero. Escenografía: Francisco Garay. Música, Sonido y Dirección Musical: Nicolás Rodríguez. Intérpretes: Sergio Gorfain, Chiara Hourcade, Soledad Pelayo, Oscar Pernas, Mariano Prince, Mario Rodríguez, Gustavo Suárez, Rafael Soliwoda. Duración Episodio 1: 65 minutos; Episodio 2: 105 minutos.

En esta foto apreciamos a un grupo de gente, un colectivo, que a la vez (si ajustamos la mirada) es el continente de cada una de sus individualidades, incluso de los que llevan una bolsa en la cabeza. Los colectivos no se generan espontáneamente sino que te dan la bienvenida a casa cuando querés formar parte de ellos, pero la bienvenida no necesariamente es plácida: siempre es una puesta en escena. BIENVENIDO A CASA, la pieza de Pequeño Teatro de Morondanga sobre personas con discapacidad emocional y una sociedad que no sabe cómo incluirlas, de aristas tan terribles que la transforman en algo bastante gracioso, se despega de sus fuentes posibles entre las que podemos encontrar sin tanto esfuerzo el universo extrañado de David Lynch en la dramaturgia y "El siglo de oro del peronismo" (aquel espectáculo de Rubén Szuchmacher del 2004, compuesto por la simultaneidad de las obras "Casa con dos puertas mala es de guardar" y "Comunidad organizada") desde el procedimiento escénico. El segundo episodio es más sustancioso que el primero porque devela la forma, aunque tal vez se extienda más de la cuenta y afloje la tensión que crea la expectativa.

LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA / LA CANCIÓN DE LA TIERRA
Compañía Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, Argentina.
Coreografía: Mauricio Wairot. Iluminación: Eli Sirlin (La consagración de la primavera), Jorge Pastorino (La canción de la tierra). Escenografía y Vestuario: Carlos Gallardo (La consagración de la primavera), Graciela Galán (La canción de la tierra). Música: Igor Stravinski (La consagración de la primavera), Gustav Mahler (La canción de la tierra). Duración: 115 minutos.

Lo único que puedo decir de LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA y LA CANCIÓN DE LA TIERRA, es que ambas coreografías de Mauricio Wainrot tienen un dominio del espacio escénico que resulta tan abrumante como conmovedor, y que la gracia en el cuerpo de los bailarines de tan efímera es atemporal.




MELANCOLÍA Y MANIFESTACIONES
Compañía Lola Arias, Argentina.
Autora y Directora: Lola Arias. Dramaturgia: Sofía Medici. Iluminación: Matías Sendon. Escenografía: Mariana Tirantte. Música: Ulises Conti. Video: Nele Wohlatz. Intérpretes: Lola Arias, Elvira Onetto, Ulises Conti, Noelia Sixto, Ernestina Ruggero, Vicente Fiorillo, Mario Aitel. Duración: 65 minutos.

Que la hija escenifique la enfermedad de su madre tiene, por supuesto, algo de terapéutico para ambas. La madre tiene una enfermedad psiquiátrica asociada a la depresión por lo que alterna períodos de tristeza con otros de euforia; las tristezas son largas y la euforia breve, como el invierno y el verano. La madre está así desde que nació la hija, por lo que hay culpa y hasta un mínimo de desdén en las palabras que la hija utiliza. Habrá quien se pregunte si es ética tanta exposición porque de la madre queda cierto humor incómodo más propio del recorte de la hija que de su propia cosecha. Pero lo ético no es tan importante, me parece. MELANCOLÍA Y MANIFESTACIONES no es la vida real, es una obra de teatro que la toma como objeto. Entonces me pregunto qué es lo que no funciona, por qué pienso que el texto suena literario y el mecanismo de la escena resulta invariable. Tal vez se me ocurre eso porque el conflicto de la madre no se resuelve con la interpretación de una actriz, con planos cortos de video o con una canción que instale la metáfora. Eso no alcanza para que la pieza cree un verosímil efectivo, quizás porque la emoción no surge de procedimientos.

BORGES
Compañía Sudor Argentino, Argentina.
Autor: Rodrigo García. Director: Juan Carlos Fontana. Iluminación: Facundo Estol. Escenografía y Vestuario: Juan Carlos Fontana. Coreografía: Nora Moreno. Intérprete: Darío Szraka. Duración: 40 minutos.

Todavía hoy, una semana después de haberla visto, me pregunto a quién le hablaba el personaje de BORGES (y de qué hablaba también), dónde se desarrollaba la acción, por qué los cambios de luz subrayaban situaciones sin conflicto, por qué el personaje se movía tanto y por qué baila al ritmo de una canción de Palito Ortega, por qué ponerle a esta clase de espectáculos el grillete de lo performático cuando lo performático ni siquiera es moderno…


III FURIE
III Furias, Compañía Modjeska Theatre, Polonia.
Autores: Malgorzata Sikorska-Miszczuk, Magda Fertacz y Silwia Chutnik. Escenografía y Dirección: Marcin Liber. Iluminación: Wladyslaw Sajda. Música: Semantik Punk. Sonido: Andrzej Janiga. Intérpretes: Katarzyna Dworak, Ewa Galusnska, Rafal Cieluch, Joanna Gonschorek, Malgorzata Urbanska, Robert Gulaczyk, Bartosz Bulanda, Mariusz Sikorski, Semantik Punk Band. Duración: 110 minutos.

La Historia es violenta porque fuerza al pasado a ser un continuo presente. E intuye el futuro pero lo reprime, porque para la Historia el futuro quizás sea nada más que una expresión de deseos. El teatro también es violento porque expulsa la realidad del escenario, la masacra, la seca, le exprime hasta la última gota de belleza. Por eso tal vez el teatro también es Historia, estética del tiempo, furia que estalla. Y al final la Historia y el teatro son preguntas y oscuridad, un apagón donde brillan los ojos de las hijas de la noche que castigarán los crímenes impunes o parirán una memoria implacable. III FURIAS, la antesala al Olimpo o el destierro al Hades, desacraliza incómoda y brutalmente el relato y la epopeya polacos del siglo XX para encontrar humanas contradicciones, silencio a gritos, hijos que heredaron culpas. Un espectáculo para recordar, como a todos sus actores.
Este espectáculo merece una crónica ampliada.


LA BIBLIOTHÈQUE
Compañía Display, Francia.
Concepción y Dirección: Fanny de Chaillé. Duración: 20 minutos cada libro.

Este espectáculo merece una crónica aparte.






FINUCANE AND SMITH’S GLORY BOX
Compañía Finucane and Smith, Australia.
Creadoras y Directoras: Moira Finucane y Jackie Smith. Iluminación: Marko Respondek. Escenografía: Barry Michael Baxter e Isaac Lummis. Intérpretes: Moira Finucane, Holly Durant, Lilikoi Kaos, Sarah Ward, Jess Wong, Azaria Universe. Duración: 90 minutos.

Más que revista, cabaret, circo o performance, FINUCANE AND SMITH'S GLORY BOX es un espectáculo de extraña pobreza, de inquietante estolidez. Perdón, pero no sé cómo explicarme que esta indisimulable tontería me haya hecho perder el tiempo y la paciencia. Después de verlo quizás mire de otra manera el music hall más barato de Mar del Plata el próximo verano, por lo menos esos espectáculos no pregonan el "arte total", ni se tiran leche encima, ni revientan globos con corpiños con clavos, ni buscan la quintaesencia del hula hula, ni toman sopa de tomate y se la vuelcan sobre el vestido blando. Ojo, tal vez en Australia esto sea visto como algo osado o provocativo, pero aquí suena como el revival de un número de relleno en el Parakultural una noche en la que estaban resfriadas las Gambas al Ajillo.