16 de octubre de 2016

I go to the movies


Hay muchas, muchísimas películas sobre el cine: sobre gente que desea hacer cine, sobre gente que filma películas, sobre gente que participa desde algún lugar en los rodajes de esas películas, sobre gente que sueña con las películas que ha visto, sobre gente que va al cine a ver películas. Quizás sea la película más complicada de filmar esa: es muy difícil rodar lo que ve la gente en la pantalla sin encandilarse con las imágenes que se proyectan allí. Posiblemente haya películas que conozcamos todos y tal vez haya películas que muy pocos han visto, pero baste una imagen de alguna de esas películas para que la atención se dispare y se solidifique como un bloque de hormigón en la memoria. 
Marcos quiere filmar una película, la que sea. Sofía quiere actuar en ella, haciendo incluso hasta de camarera, de lo que trabaja cada noche. Alex, con su torso desnudo y su tapado de piel color arena a la mañana, es la imagen viva de la pasión, para hombres y mujeres. Aparece un arma en la calle. Alex la encuentra. A Marcos le gusta cómo fuma y le dan ganas de fumar aunque haya dejado el cigarrillo. Sofía no se pretende Anna Karina en Vivir su vida pero le encantaría llorar lágrimas falsas. Alex ¿se acuesta? con Marcos. Alex se acuesta con Sofía. Alex fuma, fuma, fuma, fuma. Es la noche de los mil cigarrillos. Sofía le endosa el chico a Marcos porque quiere dormir. Marcos lleva al chico al cine. Ven Crin blanca, de Albert Lamorisse. El chico se queda serio y cabizbajo, él que es pura picardía. Después el chico le pregunta al padre si el padre le puede dar plata para hacer una película. En la televisión la tarotista dice que para enamorarse es mejor irse a un país exótico como Colombia o Cuba, mientras se toma su tiempo para juntar las cartas. Marcos se queda dormido sobre la mesa, tiene un andar acelerado, necesita encontrarle el sentido a las cosas. Va de visita a lo de una sacerdotisa y deja las palmas hacia arriba como esperando la verdad. Ya lo dice su padre cuando van a comer juntos el domingo, las cosas son como son y la vida es como es. 
Esa primera cita cinéfila de la que hablábamos antes es la cita a El soldado americano (Der amerikanische soldat, Rainer Werner Fassbinder, 1970), esa película que tiene la cámara lenta más larga de la historia del cine. En la acción Ricky, muerto por la policía, se revuelca con su hermano en el piso de la estación ferroviaria como si estuvieran manteniendo relaciones sexuales imposibles; la acción se repite durante aproximadamente cuatro minutos, y no pasa más que eso. La madre de ambos los observa desde el descanso de una escalinata, y todo se resuelve en plano general. Bueno, no todo se resuelve así: en realidad todo lo resuelve una canción cuyo título es So much tenderness. En la memoria todo parece más grande. ¿Fassbinder allí quiso hacer una película de gángsters o los gángsters le servían de excusa para hablar sobre la imposibilidad de amar en el mundo que les tocaba vivir? De eso hablaba pero ¿eso es lo único de lo que hablaba Fassbinder en sus películas? ¿Qué es lo que nos parece importante de una película, la historia que cuenta o cómo la cuenta? ¿Y cómo se cuenta una película, haciendo desaparecer el artificio o revelándolo a cada paso para que nadie lo vea? Convengamos que NOS PARECÍA IMPORTANTE, en sus maravillosos sesenta minutos de duración, no es un canto a la gloria del cine pasado sino que es un brillante estudio sobre los mecanismos de la ficción en el apretado marco de un cuadro cinematográfico. Marc Ferrer, como Marcos, su personaje, solamente puede hacer su primera película copiando lo que conoce, por eso el ridículo de la copia a esa escena de El soldado americano es una de las declaraciones más radicales que pueda verse en el cine contemporáneo: sólo podremos hacer cine si sabemos mirar alrededor, si nos hacemos cargo de lo que miramos, y si a eso que vimos le adosamos nuestro pequeño universo, nuestros colores chillones, nuestras canciones machaconas, la risa que no debemos dejar atragantada y el deseo que nos impulsa a ser los personajes de nuestra única peripecia, aunque queramos tener sexo ahora mismo y los demás no tengan nuestras urgencias, aunque el genio se esconda tras un eclipse, aunque nunca sepamos qué piensa realmente Alex mientras fuma completo un cigarrillo frente a nuestras narices.


NOS PARECÍA IMPORTANTE (España, 2016). Escrita, editada, producida y dirigida por Marc Ferrer. Fotografía: Elena Albán Lombao. Dirección artística: Marta Salazar. Sonido: Cora Delgado. Intérpretes: Marc Ferrer, Júlia Betrian, Kike Fernández. 60 minutos. Vista en la Sala Polivalente del Pasaje Dardo Rocha en el marco del 12º FestiFreak, La Plata.