Dos hermanas buscaron durante buena parte de su vida un
tesoro escondido en el Cementerio Central. Dos hermanos, durante buena parte de
su vida, fueron el tesoro oculto de la comicidad uruguaya. Las dos hermanas se
abocaron a darle visos de verdad a la búsqueda del tesoro; no hay registro que
los dos hermanos hayan vuelto al Uruguay después de haber triunfado en
Montparnasse. Las dos hermanas murieron con menos plata de la que habían tenido.
Los dos hermanos desaparecieron sin dejar rastros. Aún se habla del tesoro de
las hermanas Masilotti y del pez de 18 pulgadas de oro puro, y aún podemos ver,
en el viejo espacio escénico del teatro Victoria de Montevideo, cómo se
corporizan los Fabulosos Hermanos Masilotti y nos presentan lo que se pudo
rescatar de la memoria de otras épocas.
FABULOSOS HERMANOS MASILOTTI es un espectáculo pequeño y
afectuoso que, sin apelar a la burla hacia tópicos o costumbres propias de quienes
habitan el oriente del Río de la Plata, recupera una forma de humor inteligente
que se fue perdiendo cuando sus cultores fueron cediendo espacio en la
televisión, la principal propaladora de sutilezas de esta forma tan elegante
como lunática de observar la realidad. Es posible que los Hermanos Masilotti se
asemejen al contrapunto del Toto Paniagua y Claudio -ese chatarrero millonario
que quiere pulirse con un profesor de buenos modales-, y que los actores que
los interpretan los hayan tomado como modelo a seguir. Generacionalmente es
posible, aunque la gracia de este dúo radique no tanto en la intelectualidad y
en el lenguaje como en la oposición de tamaños y en el ejercicio físico, en el
silencio de uno y en la verborragia del otro, en lo ramplón y en lo sofisticado
que ambos transitan, oposiciones que no surgen de las historias absurdas e
imposibles que nos cuentan, sino de haber estudiado esas formas de la cultura
popular que a través del non sense daba
cuenta de un estado de las cosas mucho más larvado que evidente. La academia de
danza, la guardia de los Blandengues y la espera en el hospital (las tres
escenas que conforman el espectáculo), concentran esas dosis de sinsentido y
mordacidad que no se pretenden efectivas sino elocuentes, y que Horacio
Camandule y Pablo Isasmendi dibujan con la naturalidad propia de una greguería,
de un limerick, o más difícil aún, de dos cómicos de la legua que marchan por
la huella de la carpa del circo hasta que esa huella se hace camino.
FABULOSOS HERMANOS MASILOTTI, escrita y dirigida por Marcel
Sawchik. Luces: Santiago Vieira. Sonido: Charly Ferret. Intérpretes: Horacio
Camandule, Pablo Isasmendi, Sara de los Santos. Sábados a las 21.30 y Domingos
a las 20. Teatro Victoria, Río Negro 1479, Montevideo, Uruguay.
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