Además de las obras en el FIBA hay cine. Mejor dicho, hay Hamlet en el cine. Y algunos de esos Hamlets, raros por su origen o por el tratamiento dado a la tragedia, son realmente imperdibles como el GAMLET de Grigori Kozintsev (lunes 12 a las 18 y sábado 17 a las 14.30), el HAMLET que protagonizara Richard Burton con dirección de John Gielgud (martes 13 a las 20 y el jueves 15 a las 16), o el de Enzo Castellari para QUELLA SPORCA STORIA NEL WEST (viernes 16 a las 15). El más clásico de todos, el HAMLET de Laurence Olivier, va el domingo 18 a las 15. Las funciones son con entrada libre y gratuita y se llevan adelante en el espacio Cámara Hamlet de Harrods, Florida 877. También un incunable: el HAMLET alemán mudo, de 1920, dirigido por Sven Gade y Heinz Schall, protagonizado por Asta Nielsen como el príncipe que es princesa y con acompañamiento musical en vivo por el Cuarteto Serenoser, dirigido por Marcelo Katz (lunes 12 a las 21, en el Complejo Cultural Cine 25 de Mayo, Av. Triunvirato 4440). Hay algunos más, pero no los he visto. Estos que aquí les marco vayan a verlos con los ojos abiertos.
Ayer vi dos piezas que me dejaron sabor a poco. Las reseño porque forman parte del festival y no me parece acertado dejarlas al margen de la crónica, de la totalidad que será el FIBA el domingo 18. SALSIPUEDES, una de las dos propuestas cordobesas que llegan a esta edición del festival, aporta algunos buenos momentos y algunas buenas actuaciones pero tras los 50 minutos de función uno se queda con la sensación de haber recibido mucho menos de lo que podrían habernos dado, aunque el escenario esté abarrotado de detalles. Una de las hermanas se quiere casar, la otra se quiere ir y la tercera está obligada a quedarse; entre ellas un hombre con uniforme que no se decide por nada y que las visita una vez a la semana hasta que desaparezca de ahí. Cualquier referencia teatral es posible y al mismo tiempo palpable, pero la sensación de viaje conocido no se encuentra en estas evocaciones sino en una forma tantas veces transitada que lleva a la travesía siempre al mismo lugar. ¿Qué se dice de nuevo en SALSIPUEDES (o qué se dice, a secas)? ¿Puede la dramaturgia de escena superar el ejercicio dramático? ¿Esta suerte de creaciones colectivas son más efectivas en sus intenciones que en su concreción? ¿Por qué ese momento tumultuoso donde Elena trae una gallina para degollar queda tan aislado del contexto?
La otra obra fue una versión de Hans im Glück, el cuento de los Hermanos Grimm que versionara Bertolt Brecht entre 1919 y 1920 (texto que dejó inconcluso), y que la compañía Théâtre de NéNéKa trajo desde Ajaccio, Córcega, con el título de JEAN LA CHANCE. La versión nos presenta a un tonto de buen corazón (especie de Forrest Gump marxista) que va perdiendo su fortuna (entendida como suerte) a partir de la deslealtad de su esposa, de la traición de un amigo y de la opresión de los demás. ¿Qué es lo que no cierra? Que presentar como elemento del distanciamiento brechtiano a un grupo de músicos y cantantes que toman cerveza y transitan por un espacio en apariencia despojado es algo que ya está muy viejo, tan viejo como esa rebeldía punk tan atildada que se percibe en la actitud y en el vestuario. En sí el grupo es bueno, hay que reconocerlo, pero la pregunta que uno se formula cuando sale de la sala es (fue, literalmente): ¿Y entonces? ¿Dónde vamos a comer?
SALSIPUEDES, dirección y dramaturgia de escena de Cipriano Argüello Pitt. Producción: DocumentA/Escénica. Diseño de Escenografía: Melina Passadore. Diseño de Iluminación: Luciano Delprato. Música: Pablo Cécere. Intérpretes: Julián Serra Blanco, Alicia Visan, Cecilia Priotto, Melina Passadore. Andamio ’90.
JEAN LA CHANCE / JUAN LA SUERTE, de Bertolt Brecha. Dirección: François Orsoni. Producción: Compañía Théâtre de NéNéKa. Diseño de Iluminación: Jean-Luc Chanonat. Sonido: Rémi Berger. Música: Tomas Heuer. Intérpretes: Alban Guyon, Thomas Landbo, Tomas Heuer, Estelle Meyer, Jeanne Tremsal. Teatro Regio.
Ayer vi dos piezas que me dejaron sabor a poco. Las reseño porque forman parte del festival y no me parece acertado dejarlas al margen de la crónica, de la totalidad que será el FIBA el domingo 18. SALSIPUEDES, una de las dos propuestas cordobesas que llegan a esta edición del festival, aporta algunos buenos momentos y algunas buenas actuaciones pero tras los 50 minutos de función uno se queda con la sensación de haber recibido mucho menos de lo que podrían habernos dado, aunque el escenario esté abarrotado de detalles. Una de las hermanas se quiere casar, la otra se quiere ir y la tercera está obligada a quedarse; entre ellas un hombre con uniforme que no se decide por nada y que las visita una vez a la semana hasta que desaparezca de ahí. Cualquier referencia teatral es posible y al mismo tiempo palpable, pero la sensación de viaje conocido no se encuentra en estas evocaciones sino en una forma tantas veces transitada que lleva a la travesía siempre al mismo lugar. ¿Qué se dice de nuevo en SALSIPUEDES (o qué se dice, a secas)? ¿Puede la dramaturgia de escena superar el ejercicio dramático? ¿Esta suerte de creaciones colectivas son más efectivas en sus intenciones que en su concreción? ¿Por qué ese momento tumultuoso donde Elena trae una gallina para degollar queda tan aislado del contexto?
La otra obra fue una versión de Hans im Glück, el cuento de los Hermanos Grimm que versionara Bertolt Brecht entre 1919 y 1920 (texto que dejó inconcluso), y que la compañía Théâtre de NéNéKa trajo desde Ajaccio, Córcega, con el título de JEAN LA CHANCE. La versión nos presenta a un tonto de buen corazón (especie de Forrest Gump marxista) que va perdiendo su fortuna (entendida como suerte) a partir de la deslealtad de su esposa, de la traición de un amigo y de la opresión de los demás. ¿Qué es lo que no cierra? Que presentar como elemento del distanciamiento brechtiano a un grupo de músicos y cantantes que toman cerveza y transitan por un espacio en apariencia despojado es algo que ya está muy viejo, tan viejo como esa rebeldía punk tan atildada que se percibe en la actitud y en el vestuario. En sí el grupo es bueno, hay que reconocerlo, pero la pregunta que uno se formula cuando sale de la sala es (fue, literalmente): ¿Y entonces? ¿Dónde vamos a comer?
SALSIPUEDES, dirección y dramaturgia de escena de Cipriano Argüello Pitt. Producción: DocumentA/Escénica. Diseño de Escenografía: Melina Passadore. Diseño de Iluminación: Luciano Delprato. Música: Pablo Cécere. Intérpretes: Julián Serra Blanco, Alicia Visan, Cecilia Priotto, Melina Passadore. Andamio ’90.
JEAN LA CHANCE / JUAN LA SUERTE, de Bertolt Brecha. Dirección: François Orsoni. Producción: Compañía Théâtre de NéNéKa. Diseño de Iluminación: Jean-Luc Chanonat. Sonido: Rémi Berger. Música: Tomas Heuer. Intérpretes: Alban Guyon, Thomas Landbo, Tomas Heuer, Estelle Meyer, Jeanne Tremsal. Teatro Regio.
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